Todo lo que no sabías de Pedro Pascal, contado por él mismo: "He muerto muchas veces" (2024)

"Te voy a matar".

Pedro Pascal me dice esto con una sonrisa, lo que no significa que esté bromeando. Estamos sentados uno frente al otro y ocupamos dos de los veinte asientos del diminuto Tokyo Record Bar de MacDougal Street, en Greenwich Village de Manhattan. Unos días antes, había sondeado a un puñado de neoyorquinos entendidos con la siguiente pregunta: "¿Me podrías sugerir un buen bar de vinilos al que llevar a Pedro Pascal?". Respuesta unánime: Tokyo Record Bar. Yo me imaginaba un espacio chill lounge en el que tuviéramos algo de intimidad para hablar, poner unos cuantos discos y quizá beber un poco de tequila. Pascal también pensó que sería así. Lo cual no es una coincidencia, porque eso es lo que le dije.

Pero Tokyo Record Bar no es ese tipo de local. En lugar de eso, tiene menú (¡muy bueno!) de siete platos en un sótano (¡muy guay!) con un maridaje (¡muy delicioso!) de sake. Mientras tanto, son las seis y media de la tarde y Pascal tiene planes para cenar con su "muy mandona, por favor, no publiques eso" hermana pequeña, Lux, a las ocho. El reloj avanza y ahora estamos inmersos en toda una experiencia. Y me siento como si estuviera en algo así como la crisis de rehenes más groovy del mundo.

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Pero es una experiencia, y vamos a disfrutarla. Una versión reggae de "Don't Stop 'til You Get Enough" de Michael Jackson gira en el tocadiscos y cantamos porque es imposible no hacerlo. De repente nos damos cuenta de que somos los clientes de más edad del local. "¿Alguien tiene treinta años?", pregunta, señalando sutilmente la sala. "Puede, pero seguro que aquí nadie tiene cuarenta", respondo yo. Llega el sake, nos llenamos las copas, saludamos, se le iluminan los ojos y se inclina para decirme algo.

En ese momento, la música se detiene a mitad de la canción. "¡DE ACUERDO!", grita nuestra anfitriona desde el centro de la sala. "¿CÓMO VA TODO?" Los ojos de Pascal se cruzan con los míos y se ensanchan mientras me explica las normas del local -cómo pedir canciones, qué podemos hacer si tenemos alguna alergia alimentaria que no revelamos al hacer la reserva y que la norma principal es ¡¡¡DIVERTIRSE!!!- con la energía alegre de una profesora de improvisación. Esto va a ser una verdadera experiencia.

"Estaba a punto de decirte que estaba bromeando y que no voy a matarte", dice Pascal cuando la anfitriona termina sus comentarios introductorios y la versión reggae de Michael vuelve a ponerse en marcha. Asiento, y él asiente. Espera un momento. "Pero voy a matarte".

No quieres que Pedro Pascal quiera matarte. Y no es porque haya interpretado de forma convincente a asesinos a sangre fría en los últimos años. No, lo que tú -todos nosotros, aparentemente- quieres es simplemente más Pedro Pascal en tu vida. Porque si eres como el 99 por ciento de la población con acceso a la televisión en streaming en este momento, no puedes tener suficiente de él y quieres que sea tu héroe, tu musa de la moda, tu amigo o incluso tu padre. Es un todo en uno, un símbolo sexual y un actor serio, amistoso pero desconocido, mimoso pero quizá ligeramente peligroso.

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Decir que Pascal está viviendo "un gran momento" no hace justicia al tipo de periodo de resonancia cultural extremadamente raro y transformador que está experimentando. Después de pasar gran parte de sus veinte y treinta años viviendo la vida de un actor en apuros, Pascal, a sus 48 años, se ha visto de repente propulsado a un nuevo y elevado nivel de fama. Su rostro nos resulta familiar desde hace años. Por ejemplo, el breve arco argumental de Juego de tronos que terminó con la memorable muerte de su personaje aplastándole el cráneo. Y su papel de implacable agente de la DEA durante algunas temporadas en Narcos, la prestigiosa serie de Netflix. Pero su vida ha cambiado gracias a un par de series de televisión de gran éxito: este invierno cautivó a los espectadores en el papel de Joel, un antihéroe superviviente en unos Estados Unidos postapocalípticos, en la primera temporada del éxito arrollador de HBO The Last of Us. Luego regresó con una tercera temporada interpretando al personaje principal de The Mandalorian, de Disney+. En una de ellas defiende a una hija de alquiler en un mundo asolado por zombis alimentados por hongos. En la otra, protege a baby Yoda (también conocido como Grogu, más bien al revés) de las Fuerzas Imperiales y otras amenazas.

Cada una de estas franquicias es una enorme pieza de propiedad intelectual: una adaptación de un videojuego y un spin-off de Star Wars, respectivamente. En lugar de perderse entre el ruido y los efectos, Pascal ha conseguido crear personajes que nos ofrecen el centro emocional de la historia, mejorando tanto las series como a sí mismo en el proceso. "Ha participado en algunos éxitos espectaculares", dice su amiga y compañera de reparto Sarah Paulson. "Pero a veces, en esas situaciones, la producción en sí es la superestrella. Es realmente emocionante ver que él es lo que se está convirtiendo en la superestrella de todo esto".

Es una mezcla de cualidades poco común que puede explicar el atractivo casi universal de Pascal. "Siempre he dicho que hay dos tipos de actores: hay actores ante los que te sientes ligeramente intimidado y actores a los que quieres llevarte a casa, abrazar y darles sopa de comer", dice Craig Mazin, creador y productor ejecutivo de The Last of Us. "Y él es ambas cosas. De alguna manera es ambas cosas".

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Las cosas se mueven a una velocidad que sería desestabilizadora para alguien menos preparado para manejar el éxito. Pero Pascal da toda la impresión de sentirse cómodo en el centro del torbellino. A lo largo de unas cuantas conversaciones -y siete sabrosos platos en el Tokyo Record Bar- reflexiona sobre su largo camino hacia el estrellato, su vida peripatética y lo que podría ser lo próximo para él. Mientras que muchos actores de su edad atribuyen a su vida hogareña el mérito de mantener los pies en la tierra, Pascal no tiene hijos, ni siquiera un hogar fijo. Tiene un apartamento en Los Ángeles que ha estado vacío mientras trabajaba en rodajes en lugares tan lejanos como Canadá, Europa y Pittsburgh. "Tuve un momento en que pensé: "¿Tienes 40 años y no tienes casa? Madura. Pero estoy renunciando a las expectativas en torno a lo que es ser de mediana edad y lo que significa ser completamente adulto", dice. "¿Por qué estoy intentando forzar la cuadratura del triángulo?".

Y luego suspira y lo expresa con sencillez: "Simplemente no quiero tomar ninguna decisión".

Las calles de Nueva York suelen ofrecer a los famosos cierto grado de anonimato. Tanto los actores como las estrellas de rock se mezclan con la corriente, y los ocupados neoyorquinos no se percatan de su presencia o fingen indiferencia. Pascal vivía aquí, y aunque lleva unos cuantos años siendo famoso ("Alrededor de 2014, empecé a notar que las expresiones faciales de algunas personas cambiaban a mi alrededor en el tren"), lo de ahora es algo nuevo. Las reglas habituales no se aplican. Prácticamente todo el mundo con el que se cruza es muy consciente de él, y él está cada vez más en sintonía con esa realidad. Camina con los hombros hacia atrás y rectos, con paso rápido y decidido, pero con la cabeza ligeramente agachada. Un par de veces por manzana, alguien se cruza con él, se da la vuelta y se acerca para pedirle una foto. Y la mitad de ellos dicen una versión de esto: "Me alegro mucho de lo que te está pasando ahora". Normalmente son esas palabras exactas en ese orden exacto. Mucha gente lo hace. Pascal es amable con cada uno de ellos: mantiene el contacto visual, conecta y el fan se va contento. Está agradecido por el cariño que siente, pero para un observador, es fácil ver cómo la intrusión podría empezar a ser problemática en algún momento.

Nuestra cena en el Tokyo Record Bar tiene lugar exactamente una semana después de que Pascal presentara por primera vez Saturday Night Live, y todavía se está recuperando. "Normalmente no me interesan los retos", dice sin convicción. Menciona algunas excepciones, como rodar The Last of Us durante doce meses en Alberta y enfrentarse a su ídolo ("mi dios") Nicolas Cage en El insoportable peso de un talento descomunal del año pasado. "SNL supuso todos esos retos metidos en una semana de mi vida", dice. Luego sonríe y añade: "No me lo podría haber pasado mejor".

Si lo viste, sabes lo cierto que es. "Cualquiera que haya visto ese episodio", dice Oscar Isaac, amigo íntimo de Pascal, "¿cómo no enamorarse de él? Creo que por eso hay tanta buena voluntad, porque puedes sentir ese gran corazón estallando dentro de ese pecho suyo".

Lo que hay en el pecho de Pascal en este momento son mocos. Está un poco resfriado desde que se despertó de la fiesta de después de SNL. Necesitaría descansar, pero no sabe cuándo. Tiene que promocionar The Last of Us y The Mandalorian. Y en mayo estará en Cannes para el estreno de Extraña forma de vida, un mediometraje del oeste que rodó el año pasado con Ethan Hawke a las órdenes de Pedro Almodóvar. En la película, Pascal y Hawke interpretan a unos antiguos pistoleros que reavivan una vieja amistad, posiblemente romántica. Almodóvar habla maravillas de Pascal. "Le pedí a Pedro que interpretara a alguien sólido, emotivo, astuto, tramposo si era necesario y de buen corazón", dice. "Y él interpreta todos esos matices con una facilidad increíble. Puede ser adorablemente sentimental y duro como una roca. Es un gran actor cómico, y también puede ser impenetrable si es necesario".

"Mi lado protector es letal"

Pero lo más importante de esta semana es que la familia de Pascal -incluida su hermana mayor, Javiera, y su hermano pequeño, Nicolás- está volando desde todas partes del mundo para ver a Lux, que pronto obtendrá su máster de Juilliard, actuar en The Who & the What, de Ayad Akhtar. Hay cenas que planificar y habitaciones de hotel que reservar. Está desesperado por no defraudar a nadie. Y quiere aprovechar al máximo su tiempo con Lux, a quien no ve desde que estuvo en Nueva York para el estreno de una película el año pasado. "Me angustia saber cuándo volveré", dice. "Así que intento verla todo lo posible".

En 1976, cuando solo tenía nueve meses, su madre y su padre -ella era psicóloga infantil y él médico especialista en fertilidad- huyeron de Chile para escapar de la dictadura del general Augusto Pinochet, que se había hecho con el poder dos años antes. Consiguieron asilo en Dinamarca, se trasladaron a Estados Unidos y se establecieron inicialmente en San Antonio. La familia se mudó más tarde al condado de Orange, California, cuando Pedro tenía once años. Desde entonces ha alternado entre la costa este y la costa oeste.

Pascal saca su iPhone para escanear el código QR del menú de sake del Tokyo Record Bar. La foto de su pantalla de bloqueo es de Prince, a mediados de los ochenta, en pleno solo de guitarra. Sus padres les llevaron a él y a su hermana mayor a un cine de San Antonio para ver lo que Pascal llama con precisión "la muy 'clasificada' Purple Rain" en 1984. A su padre le encantaba ir al cine. "Mi madre tenía una mente demasiado inquieta para eso, una mente de artista", dice. "Pero en aquel cine se enamoró de Prince". Así que el joven Pedro se enamoró del cine y de Prince.

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Su madre lo dejaba en el cine por la mañana y le decía al personal que lo recogería a las seis. Y un niño puede ver En busca del arca perdida un número limitado de veces. "Vi Reencuentro y había un chiste sobre el herpes, que yo no tenía ni idea de qué era, pero todo el mundo se reía y yo también. Quería seguir el ritmo". Vio el tráiler de Sangre fácil, de los hermanos Coen. Material pesado. "Fue emocionante no entenderlo. Saber que eso era lo que te esperaba".

Después de Daft Punk y A Tribe Called Quest, suena la canción de Pascal. Es "Come See About Me" de Diana Ross y las Supremes. Sus hombros rebotan. Sus expresivos ojos expresan alegría. "Ven a verme, déjame en paz, ven a verme, déjame en paz". Se ríe. "Es mi eslogan". Cuando miro hacia abajo, me doy cuenta de que ha colado su tercer plato, una envoltura de lechuga (¡muy sabrosa!), en mi plato. Un juego de manos. Esta noche voy a comer por dos para que él vaya con apetito a la cena familiar. "Esta será tu primera exposición a mi maldad", me dice.

La canción despierta un recuerdo. "Sin embargo, mi madre tenía una blusa de The Big Chill. La vintage. Déjame buscarla". Sé a cuál se refiere, pero busca en Google de todos modos y, de repente, somos dos tipos de mediana edad bailando al ritmo de Diana Ross y gritando entusiasmados sobre JoBeth Williams. Puede que vuelva a estar indeciso sobre si matarme o no.

Otra de las películas para adultos que Pascal vio con su familia fue Missing (Desaparecido) (1982), de Costa-Gavras, un thriller basado en hechos reales y ambientado en el Chile de la época de Pinochet que sus padres habían dejado atrás. Hay una escena muy tensa en la que el personaje de Sissy Spacek se queda atrapado en la ciudad después del toque de queda. "Me recuerda a mi madre. Es menuda y mide 1,65, como ella". Tenía siete años, y en sus ojos mientras cuenta la historia, se pueden intuir esos recuerdos. "Tuve una reacción visceral al darme cuenta de que ella podría haber estado en ese tipo de peligro. Me sobrecogió. Empecé a llorar y ya no recuerdo qué pasó después".

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Abrigo, Saint Laurent de Anthony Vaccarello; camiseta de Hanes; collar de Werkstatt: München.

Estos días ve a su madre en Lux, diecisiete años más joven que Pascal. Ella y Nicolás regresaron a Chile con sus padres cuando ella era sólo un bebé. "Ella gobernó la casa desde el primer momento. Cuando mi hermana mayor y yo íbamos de visita, éramos como intrusos. Nuestra madre era su madre, pero que pensáramos que teníamos derecho a la atención de esta mujer de alguna manera era absurdo".

Estamos hablando durante una semana especialmente sombría para las personas trans, una población entre la que se encuentra Lux, y probablemente esté leyendo esto durante otra semana aciaga. Le pregunto cómo es este momento para ella, y su respuesta inmediata es: "¿Te refieres en términos de pandemia?". Sus ojos me dicen que sabe que no me refiero a eso, e inmediatamente lamento haber preguntado. ¿No puede Lux ser simplemente Lux, tener una semana emocionante, hacer su espectáculo de graduación, ver a su familia? ¿Por qué tiene que dignificar a cada imbécil de Twitter y CPAC con una respuesta? ¿No pueden todos los que no son heterosexuales o cisgénero simplemente existir, sin tener que hacer una declaración? Es posible que esté proyectando todo eso en su respuesta. Pero también es posible que no. Ya te lo he dicho antes. Esos ojos son expresivos.

"No quisiera hablar en su nombre -continúa-, pero ella es y siempre ha sido una de las personas y personalidades más poderosas que he conocido. Mi lado protector es letal, pero la necesito más de lo que ella me necesita a mí".

"Lo pasé bastante mal. Supongo que si seguí adelante fue por esta autodeterminación delirante y porque no tenía ninguna habilidad real para hacer otra cosa"

Siguen llegando mensajes de hermanos y primos: una reserva de Airbnb ha fallado, o alguno no recuerda el lugar de la cena de esta noche. Pedimos la cuenta y salimos pitando del Tokyo Record Bar. Pero no antes de que el tipo de al lado, que ha mantenido la calma todo este tiempo, le diga a Pascal que es un gran fan y que está muy feliz por lo que le está pasando ahora. Y entonces el chef hace lo mismo.

La misteriosa sensación de madurez que Pascal sintió al ver películas de niño le llevó a Nueva York en 1993 para asistir a la Tisch School of the Arts de la NYU. Rápidamente se hizo amigo de un grupo de recién graduados de LaGuardia High, la célebre escuela donde iban algunos de los hijos de los famosos de la ciudad. "Conseguí toda una familia neoyorquina a través de ellos", dice, "hasta el punto de que todavía se olvidan de que en realidad no fui al instituto con ellos". Sarah Paulson era miembro de esa familia, otra persona que veía la luz en la oscuridad del cine. "Íbamos a ver películas todo el tiempo en aquellos años", me cuenta, "y nos perdíamos mucho en ellas. Puedes rellenar los espacios en blanco sobre el porqué de eso como quieras, pero creo que había cosas de las que queríamos escapar mentalmente, emocionalmente, espiritualmente".

El lunes siguiente a nuestra tensa experiencia en el Tokyo Record Bar, Pascal revivió para mí esos años durante un brunch en el Café Mogador de St. Mark's Place, en el East Village. Pasó muchos momentos difíciles después de la NYU. "Lo estaba pasando bastante mal", dice. Pasó los últimos años noventa haciendo audiciones para anuncios y películas industriales mientras servía mesas en una larga lista de restaurantes neoyorquinos de la época de Sexo en Nueva York: Time Cafe, Teddy's, Pangea, Ruby Foo's, y un largo etcétera, de la mayoría de los cuales fue despedido, y dos de los cuales dice que son los lugares donde "realmente aprendió a beber". Estaba a punto de conseguir un papel pero al final se quedaban con el otro candidato, pero los comentarios eran lo suficientemente buenos como para que su representante no le dejara tirado. "Supongo que si seguí adelante fue por esta autodeterminación delirante y porque no tenía ninguna habilidad real para hacer otra cosa".

Pascal se trasladó de Nueva York a Los Ángeles en 1999 y empezó a trabajar en televisión. Un papel en Buffy, cazavampiros, otro en Tocados por un ángel, tres episodios de la sexy serie antológica de MTV Undressed que acaban de resurgir en TikTok. La cosa comenzaba a funcionar poco a poco.

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Abrigo y punto, Saint Laurent by Anthony Vaccarello; collar by Werkstatt: München.

Al año siguiente, de vuelta en Chile, murió su madre. Pascal, que entonces tenía 24 años, voló inmediatamente a casa para estar con su familia, incluidos sus hermanos mucho más pequeños. "Eran niños muy pequeños, mucho menores que yo y que mi hermana mayor, así que aunque no hubieran perdido a uno de sus padres, seguiríamos sintiéndonos como figuras paternas con respecto a ellos. Yo no pensaba ingenuamente que podría llenar un espacio así, pero siempre quise que sintieran que estaba ahí para ellos". Para honrar a su madre, empezó a utilizar su apellido de soltera, Pascal, como nombre artístico.

La fecha que figura en la lápida de su madre es el 4 de febrero, y este año coincidía con la fecha en que Pascal presentaba SNL. "Esa semana estaba tan asustado que hablaba con ella". Llegaba a casa después de un largo día de ensayos para el programa, "y entonces me esperaba ese terror, ese miedo real a fracasar delante del mundo. Entonces hablaba con ella y era realmente reconfortante. Me di cuenta de que estaría bien hablar más con ella".

"¿Qué le dijiste?" Le pregunto.

"Te quiero. Te echo de menos. Te doy las gracias. Tengo miedo. Me encantaría que me ayudaras a creer en mí mismo, porque sé que tú lo haces. ¿Sabes?"

Un respiro. "Es suficiente."

Es obvio que el dolor por la pérdida de su madre sigue siendo profundo y muy presente para Pascal, lo que hace difícil hablar de ello. Pero no solo piensa en sus propios sentimientos. Salvaguardar las emociones de los demás -incluidos sus hermanos, su padre y el resto de su familia- es algo que siempre tiene presente. "Podría tener que ver con el hecho de que no tengo mi propia familia, y que mis hermanos y mi familia elegida es donde invierto toda mi energía emocional", dice. "Pero también soy un poco protector con la experiencia de la gente en general".

Incluso de la mía. "¿La posibilidad de que te sintieras mal por el sitio donde cenamos la otra noche? Eso me atormenta", dice Pascal. "Me gustaría borrártelo". Ese impulso protector se manifiesta de forma natural en su trabajo. Es intuitivamente empático. Un guardián instintivo.

Hacia el año 2000, Pascal regresó a Nueva York y volvió a la rutina: más audiciones y más fracasos por los pelos. "Ha hablado de esto públicamente", dice Paulson, "pero había veces en que le daba mis dietas de un trabajo en el que estaba trabajando para que pudiera tener dinero para comer". A Pascal le preocupaba que eso nunca fuera a ocurrirle a él. "He muerto muchas veces", dice. "Mi visión de ello era que si no tenía alguna exposición importante a los 29 años, se había acabado, así que estaba constantemente reajustando lo que significaba comprometer mi vida con esta profesión, y renunciando a la idea de que tuviera el aspecto que pensaba que tendría cuando era un niño. Había muchas buenas razones para abandonar esa ilusión".

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Chaqueta de Dolce & Gabbana; camiseta de tirantes de AMI; vaqueros vintage de Lee; collar de Werkstatt: München; anillo de oro de Britt Bolton.

En 2005, formó parte del reparto de la producción off-Broadway de Manhattan Theatre Club de Beauty of the Father junto a Oscar Isaac. Ambos desarrollaron un estrecho vínculo. "No parece haber separación en su profundidad de sentimientos, como ser humano en la tierra y como personaje en una obra", dice Isaac. "La línea emocional es consistente, muy cruda y honesta". Desde entonces, la carrera de Isaac ha despegado un poco, y ahora ve cómo le ocurre a su amigo. "Es mi familia", dice Isaac. "Y no tengo ni puta idea de la parte de la fama, sólo veo a alguien que por fin está recibiendo el reconocimiento que se merece".

De hecho, que Pascal tuviera que superar tantos contratiempos en su camino hacia el estrellato hace que sea aún más satisfactorio para sus fans dentro de la industria del entretenimiento. "No era alguien a quien Hollywood se lo pusiera fácil", dice Mazin, cocreador y productor ejecutivo de The Last of Us. "No lo dejaron fuera, pero tampoco lo arrastraron; simplemente se quedaron con los brazos cruzados. Y él luchó hasta el final, y cada vez, conectó". Y añade: "Me siento honrado de que mi nombre esté para siempre cerca del suyo en una página de Wikipedia".

Las emociones de Pascal están a flor de piel, irradiando a través de esos expresivos ojos. Por eso sorprende que algunos de sus colegas de Hollywood comparen a Pascal con uno de los estoicos más famosos del cine estadounidense: Clint Eastwood. Jon Favreau, el creador de The Mandalorian, me dice: "La armadura original de Boba Fett y el visor en T se basaban en el "Hombre sin nombre" de Clint Eastwood, personaje con el que utilizaban ángulos y el ala de su sombrero para ocultar sus ojos. Queríamos ceñirnos a esa tradición, y Pedro sintió que tenía el poder y la capacidad de insuflar vida a un traje y convertirlo en algo más." Bradley Cooper, que es amigo y fan, también hace referencia al pistolero de Hollywood: "Yo diría que está interpretando una especie de arquetipo icónico de Clint Eastwood en The Last of Us".

Mazin dice que tenía a Pascal en mente para el papel de Joel en The Last of Us desde el principio: "Se trataba de encontrar esa vulnerabilidad en Joel, de confiar en el hecho de que el tipo duro natural estaba ahí, pero sin apoyarse demasiado en él. Pedro tiene esa simpatía, pero también esa otra cualidad que le permite interpretar con éxito a hombres duros que hacen cosas muy, muy malas".

Cuando las cámaras no están rodando, Pascal adopta una personalidad muy diferente, y a veces más tonta. Bella Ramsey, que interpreta a Ellie en The Last of Us, dice que ella y su padre sustituto en la serie han desarrollado un sentimiento de protección compartido. "He aprendido de él a ser más amable conmigo misma, algo en lo que él no es muy bueno, en términos de la presión que se pone a sí mismo", dice Ramsey. "Pero supongo que eso es algo que él me enseñó hipócritamente, y que luego yo le enseñé a él de vuelta". Se creó una especie de válvula de presión en forma del sorprendente afecto de Pascal por un éxito pop de Olivia Newton-John de principios de los ochenta. "Cantaba mucho en el plató", dice. "Xanadu' en particular. No creo que esté en la banda sonora oficial, pero Pedro cantando 'Xanadu' es el tema principal de The Last of Us".

Bien, abordemos este asunto de la paternidad. Padre es una palabra que aparece mucho en las conversaciones de Pedro Pascal y en sus diversas cuentas de fans en las redes sociales. Mucho, mucho, mucho. También juega con ella, diciendo cosas como "Soy tu padre guay y guarro" a las cámaras en las alfombras rojas. Un sketch de su episodio de SNL lo abordó de frente, mientras el reparto gritaba cosas como "Eres tan padre", "Tenemos que hacerte papi" y "Nos haces sudar", cosas que son a la vez castas y explícitas, infantiles e informadas por un profundo lenguaje fetichista. Sexuales pero no. Es un poco raro. Paulson, que hizo un cameo en el sketch (como madre), dice: "Llevo unos años con este asunto de las madres, y la verdad es que no entiendo qué significan muchas cosas".

Craig Mazin tiene una teoría sobre el atractivo de Pascal como padre: "Creo que todo el mundo tiene buenos recuerdos de una figura paterna positiva en su vida o tiene un terrible vacío en su corazón donde debería haber estado una figura paterna positiva. Nostalgia o añoranza de lo que llamamos masculinidad no tóxica. Y él tiene eso, pero también tiene ese dolor expresivo detrás de los ojos".

Pascal se encoge de hombros. "Además, soy viejo".

Sea lo que sea, Paulson dice: "Conociendo a Pedro tan íntimamente como lo conozco, no querría que fuera mi padre, personalmente. Quiero que sea mi colega con el que puedo estar hasta las tantas de la noche, pero ¿padre?".

La primera temporada de The Last of Us terminó exactamente igual que el primer videojuego, lo que significa -vienen spoilers; estáis avisados- que Joel se ha enterado de que la vacuna solo puede producirse mediante una operación en el cerebro de Ellie que la matará. Así que ha asesinado a casi todo el mundo en el hospital al que se han pasado casi toda la temporada intentando llegar, y acaba de mentirle sobre ello. Es brutal. Y es posible que el amor puro del público se complique un poco más. "Quizá en ese momento no salga mucho a la calle una temporada", dice con chispa. "Quizá sea el momento de tomarse unas vacaciones".

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Abrigo y punto, Saint Laurent by Anthony Vaccarello; collar by Werkstatt: München.

Hay un secreto a voces que deberíamos sacar a relucir aquí. Si has jugado a The Last of Us Parte II, como millones de personas, sabrás que... a Joel le ocurre algo importante. La primera temporada se ha tomado algunas libertades sin dejar de seguir la trama del primer juego con bastante fidelidad. Así que es justo suponer que tendremos que prepararnos para, digamos, una serie con mucho menos Joel en ella. Ramsey no se ha hecho a la idea. "Si eso ocurre en la serie", dice, "no sé si estoy emocionalmente preparada para ello". Mazin no dice nada. "Esto debería ser bastante obvio para cualquiera a estas alturas, pero no temo matar personajes", dice. "Lo importante a tener en cuenta es que ni Neil [Druckmann, que co-creó y co-produce la serie con Mazin] ni yo nos sentimos limitados por el material de origen".

Pascal no ha jugado al juego ni ha visto la escena en la que ocurre, pero sabe de qué va. Y aunque no tiene información sobre por dónde irán los guionistas, dice: "No tendría sentido seguir tan fielmente el primer juego para luego desviarse mucho del camino". Me mira, con los ojos iluminados por la picardía, y vuelve a encogerse de hombros. "Así que, sí, esa es mi respuesta sincera". Algunos secretos a voces tienen que permanecer así.

Empezamos a terminar en el Café Mogador, y la conversación gira en torno a los retos de trabajar con la marioneta de Grogu. Hay dos, me dice, incluida "una que está conectada a lo que parecen los cables que controlan el transbordador espacial. Sus cejas, ojos, labios, músculos de la mandíbula y orejas... todo se mueven de la manera más realista; lo siento como un compañero de escena muy real". Y llega la hora de irse. Mientras nos vamos, una mujer se asoma para saludar y decir que es fan y que está muy contenta por lo que le está pasando ahora. Es su cumpleaños, él le pregunta su nombre y conversan un momento antes de que ella se disculpe porque no quiere molestarlo. Volvemos a su hotel y hablamos un poco más sobre Prince. Antes le había contado que estuve en la misma habitación que el añorado artista y que tenía un guardaespaldas que se encargaba de un tarro gigante de plástico en el que la gente tenía que meter un dólar si pronunciaba el nombre del Señor en vano. Esto encantó a Pascal: "Creo que ahora podría creer en Dios".

Hay algo innegablemente inspirador en la forma en que Pascal ha seguido su largo y tortuoso camino hasta llegar a este punto. Tiene algunos proyectos más en cartera y, de momento, casi infinitos pasos potenciales. ¿Cómo piensa aprovechar su nueva influencia? Lo único que sabe con certeza es que su próximo movimiento no estará motivado por intentar mantener este nivel de presión. "¿Qué será lo próximo? No tengo ni puta idea", dice. "Sólo espero tener la madurez para no perseguir algo que significaría más desde fuera".

"Es tan psicótico", dice Paulson. "Todo el mundo quiere un trozo de él". La actriz tiene algunos consejos para los productores de Hollywood sobre por qué los espectadores conectan con él, y cómo deberían ser con respecto a él. "Sólo quieres que tenga éxito", dice. "Y eso me parece que es el signo de una gran estrella de cine. Estoy preparada para que tome haga comedias románticas, como hicieron en el pasado tipos como Bruce Willis y Mel Gibson. Él puede ser todo eso. Hagamos un remake de Jungla de cristal con Pedro, o rehagamos todas las películas de Arma letal con él".

Podría ocurrir. Pero hay mucho que recorrer por el camino. Este es el momento en que deja de ser el desvalido y empieza a ser el tipo al que todos miran. Cuando el escrutinio público se hace más intenso. Cuando las personas que quieren decirle lo felices que están por él se transforman una a una en personas que quieren algo de él.

No sé si vio al paparazzi que nos hizo fotos mientras caminábamos; sólo sé que yo no. No fue hasta más tarde que las fotos aparecieron en las cuentas de Instagram de Pedro Pascal y alguien me envió un enlace. ("A P. le encantan esas New Balance", dice). Nos despedimos con un abrazo en la esquina cercana al hotel de Pascal, y él ve definitivamente al tipo del chándal con el sobre de FedEx que saca algo para que se lo firme. Luego son tres, y luego seis, y diez. No hay alegría en los ojos, sólo deseo. No dicen que son grandes fans o que están muy contentos por lo que le está pasando ahora. Lo único que dicen, es: Aquí. Firma esto. Toma una foto. Dame algo para venderlo en eBay. Han estado aquí todo el día, esperando. Lo veo firmar un par de cosas, pero lo pierdo de vista porque el grupo lo bloquea.

Sólo veo la puerta abrirse y cerrarse tras él.

Entrevista: Dave Holmes

Fotos: Norman Jean Roy

Estilismo: Bill Mullen

Peluquería: Coco Ullrich para La Mer en TMG-LA.com

Producción: Crawford & Co: Crawford & Co.

Estilismo: Michael Sturgeon

Sastrería: Todd Thomas

Dirección creativa: Nick Sullivan

Dirección de diseño: Rockwell Harwood

Dirección visual: James Morris

Director Ejecutivo, Entretenimiento: Randi Peck

Productora ejecutiva, Vídeo: Dorenna Newton

Vía:

Esquire US

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Author: Annamae Dooley

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